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viernes, 13 de febrero de 2015

Huída al amanecer



Sonaban los maitines en el callejón
pedradas al exiliado del día que huye
envuelto en cruel fotofobia índigo amordazado
manos atadas a la espalda de un tercero
certero y predispuesto a la revancha,
Quijote sin Sancho, armado,
cascabeles de acero inmaculado,
con mandíbulas de piraña libidinosa
mordaz, procaz, sinuosa,
negra que te quiero negra,
negra noche, negra secuela.
Apareces tímidamente luz de luces
las sombras padecen,
presurosas se funden,
porque tu eres sol el que a la noche loca,
confundes,
matando al vampiro desprevenido,
al anónimo amigo de pertinaz libar
sangre en cristales contenida por abreviar
chupitos de noches sentidos,
amor húmedo ,
en el cabaret del corazón conocido
que huye despavorido, ante la luz del sol.

Elí de Sibari