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domingo, 22 de marzo de 2015

No me conformo con saber que estas bién.

Déjate de fruslerías mediocres,
el hombre/mujer necesita alegrarse la vista,
preferible carretera comarcal con sus alegres vistas,
que acanalada y plana, autopista.
El amor es desenfreno, alegre
sin cobardes extremos. Vemos,
tocamos, sentimos y queremos,
absurdos pasos del espíritu ecléctico,
buscador infructuoso del vellocino de oro,
el ser pluscuamperfecto de rostro transparente,
como clara es la pasión,
en el laberinto de la mente.
Necesitamos tanto el contacto, mortales de momento,
pero vivos en el epítome eterno,
que rehuimos la contienda
que la comprensión explicita, resulta,
condena impuesta, vergüenza,
penas que se ocultan perversas.
No hay posesión que sea tuya indefinidamente,
se te presta el placer de yacer, entrar y salir,
coger y correr a tu libre albedrío, pero recuerda,
lo tuyo es tuyo, y lo mío, ya sabes de quién,
es del viento, frio y duro al sufrir,
cálido frente al devenir encendido de Eros,
gustando de Baco, el aroma, sabor y abrazo,
vivir un segundo, domingo eterno,
a la sombra de tus pestañas de palmera enamorada,
creciendo juntos como Nova,
en la profundidad, sin igual, de los cielos.

sábado, 21 de marzo de 2015

Amado Nervo. LA FE




No temas nunca, en los casos angustiosos, decir una palabra optimista. No
receles que el destino te contradiga; el destino jamás contradice a los hombres que esperan en él, y siempre cumple las promesas que en su nombre hacen los fuertes.
Tu buen deseo ayuda, por otra parte, a manifestarse a todas las bellas posibilidades de la existencia.
Las hadas propicias, con los cofres invisibles llenos de mercedes, están siempre esperando la voz segura y tierna que las solicita en favor de una vida cara, de un ser querido y precioso.
Pero es indispensable que esa voz, al llamarlas, no tiemble desconfiada ¿Cómo quieres que la buena fortuna se detenga a tus puertas si no crees en ella?
Tu fe abre los caminos de tu morada.
La duda es un malezal inextricable por entre el cual no pueden pasar los genios del bien.
Coge tu hacha y corta enérgicamente las malezas; hablo del hacha de tu fe. Verás cuan espaciosa se vuelve la ruta y cómo convida a recorrerla a todas las venturas.