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miércoles, 18 de febrero de 2015

Acerca de las letras Bastardillas




bastardilla

adj./s. f. Se aplica al tipo de letra de imprenta que tiene el trazo inclinado hacia la derecha.( cursiva, itálica)….


Amaba tanto Washington D.C, que aquel pedazo de Cheesecake que la camarera del Mussol, había depositado con apatía sobre la mesa, le parecía el pseudónimo bastardo de cualquier escritor mediocre que tan habituales eran en las tertulias líricas que acompañaban día sí y día también el penoso recorrido de su plomiza creatividad.


<<Barcelona vive de sus propias pesadillas>> pensó al mirar el incesante fluir humano que desfilaba por la calle Caspe, frente a la entrada principal del teatro Tivoli. Parecía que  toda aquella masa humana poseyera una mente colectiva que las movia como a una bandada de estorninos; de cuerpos negros y ojos diminutos; entrelazando sus caminos en una vorágine de sentimientos oprimidos.


En realidad, aquella zona del antiguo ensanche de la Ciudad Condal le traía gratos recuerdos del Midtown, el barrio de Manhatan construido con la misma piedra griacea y el hormigón modernista que se le venía encima cuando asomaba el ala del sombrero por el portón del edificio residencial donde malvivía en compañía de dos gatos siameses aún mas grises que el cemento.


Había escogido “Yo Bastardo” como nombre artístico con el que firmar cada entrega de su deprimente trabajo; convencido de que el sentimiento acompaña a los ojos, no dudaba al enfatizar sus sentencias con letra Bastardilla; aunque hubiese de anotar a pié de página la diferencia entre Bastarda, Bastardilla, Cursiva e Itálica.  Parecía mentira que en la Era Digital perviviesen individuos tan pagados de si mimos que no pudiesen entrever los porqués dentro del axioma. Se es Bastardo cuando se desea mostrar la diferencia con el resto y para los restos. La palabra en Bastardilla, por ínfimo que sea el contenido en fonemas, sílabas o significado, por sí sola da la nota en Mi, Do, Mi-nio; por poner un ejemplo practico imaginemos una fila de cien personas colocadas una al lado de otra; vestidas como clones; con idéntico color de pelo, ojos y demás rasgos de identidad similares. Si uno de ellos se inclina hacia cualquier lado se convierte automáticamente en el centro de atención, siendo el Bastardo protagonista; el único que tendrá algo que decir entre tanta uniformidad enfermiza.


No somos todos Bastardos, porque no tendría valor empírico sin riesgo de extinción permanente. 

Ningún diccionario soportaría la tensión que tanta letra inclinada a la derecha ejercería sobre el contexto general y sin el beneplácito de la audiencia. No habría ser humano capaz de contener a la mayoría Cursiva y dada a socavar la moral de aquellos que se disfrazan de Itálica en Carnavalis y en otras ocasiones se abastardan con el primer amigo o familiar que encuentran durante el período postneardental  por el que atraviesa su paupérrima autoestima.


Sé Bastardo, no te cortes en mostrar tu diferencia. Y si realmente quieres presumir de haber nacido para la tauromaquia de hardcore, no utilices sinónimos policromáticos como aquellos que tanto lucen en las tarjetas de visita y citas textuales con olor a cementerio.


Pon tu nombre en Bastardilla y no habrá intelecto que ose mostrar falta de respeto. 
No se nace sabiendo ni tan solo  por donde sale el sol, pero se puede morir ignorando lo que es un hermosos amanecer…