Nada existe si no es observado,
tus ojos son el alfarero de quimeras
hermosas vasijas de realidad,
horneadas,
así, el torrente se desmorona ante el
suave empuje,
de tu atenta mirada,
nimbos empañan el cristalino, danza
la lluvia,
oropel de afable oculista curtido,
vuelve la buena vista, en un visto,
y no visto,
por el deseo del espectador,
ratón de candilejas, inquieto e
irreverente,
veo lo que veo, todo es aparente,
cierro mis parpados, cortinas de
hormigón armado,
deja de ser cruda la existencia,
y mueren de risa las malas
conciencias,
Llueve ira, si lo que ves te yerra,
hace sombra la sangre, holocausto que
envieja,
los miramientos son lirios de piedra,
ojuelos rasgados, fuego en la tierra,
Mira bien y conseguirás entenderla,
ella te guía,
iluminando tu cara serena,
los ojos son la puerta del alma,
y tus manos la bendición sin
condición,
de usar la vida, entera.
El torrente existe porque lo miras,
el agua es porque la ves,
mira lo que amas, mira,
amor que crece a nuestros pies.