Plas, plas, se dan de guantazos las ideas,
pues, solitarias alondras no saben
hablar.
Ay quien grita: -No hay sustento-
Palestina llora abierto el mar,
sínodo novedoso de creyentes,
reunión milagrosa y ferviente,
fuerzas para peregrinar ¿Hacia donde?,
claman las fieras sin nombre,
la respuesta ansiada jamás llega,
la casa está tranquila se sirve
bandeja de plata,
destrucción en envíos certificados,
niños,
futura simiente crecida del llanto,
una canción, un serial de radio,
purgantes solares en Conde del Asalto,
sin gemidos por los que escuchan,
palabras altisonantes, peculio en
campo de sangre,
mentes libres de ideología muerta,
mentes muertas de ideología libre,
Ala y Jehová compiten carreras
pedestres,
discursos afables de Domingo por la
tarde,
Llenas las hora de esperanzas tensas,
Y los caballos siguen salvajes,
libertos,
cual estampida de letras en mi
esquela,
Baudelaire resurge en cada letra
vertida
cada piedra en corazón convertida,
ofrenda unánime para el que la nada
es el todo,
Un todo dispuesto a nadar en la nada,
amores de efluvios venenosos, humildad
evaporada,
voces tercas de pecho amurallado,
enamorado a la deriva, yo,
veo tus flores ceremoniales, adorno
de cascabel,
en la carroza acharolada con aurigas enloquecidas,
pacientes acechan, desfilar colmillos sonrientes ,
-palabras, solo palabras, mas piedras,
levantadas,
obeliscos que señalan el gran agujero
negro,
donde se esconden las falsas miradas,
trileros en amplia disputa,
sobre los usos del terreno, sin
disculpas,
monos que parlotean bla, bla, bla,
sin amo, seguidores de visionarias
comparsas,
mausoleo dorado que la parca quiso,
usó el envase vacío como si nada,
¡Cesar a muerto! ¡Viva
el oro negro que a todos ama!
y nos llama, falaz dictador en sonido de campanas,
cuando sangran las tristezas asesinadas
por mis dedos,
el hambre duele sin esperanzas,
dolor de amor, dolor de plata,
duelen las mentiras, mucho más que
las armas,
caminar con los pies tan descalzos,
que inventaré la hierba fresca para
que lloren a salvo,
inventaré seguir pensando,
creeré en el hombre sin desencantos,
No repetiré en alto mis deseos,
charlando sobre ilusiones ajenas,
escritor que pasa de largo, callejón
de alto o disparo,
soy el fuego que surge del disparo,
poeta de pólvora, amable de ámbar,
enamorado,
sigo esperando
al sol que renace, ante todos,
para morir entre tantos.